jueves, 31 de diciembre de 2015

Objetivo: 2016

Ufff, ¡un poco más y no llego a felicitaros el año! Últimamente se me pasan los días en un suspiro, pero no podía faltar mi balance… ¡No hay que perder ciertas costumbres! Mucho menos este año, en el que tantas personas que aprecio habéis emprendido enormes y grandiosos proyectos. Porque realmente, si tengo que hablar del 2015, ha sido un año de cambios… ¡Pero para los demás! Mes a mes, día a día, he ido viendo como much@s de l@s que me rodeáis progresáis, avanzáis; dando pasos pequeñitos, zancadas de gigante, marchándoos o regresando, pero ante todo, evolucionando a una velocidad vertiginosa. Hay cambios de situaciones personales, cambios de trabajo, cambios de hogar, cambios de ciudad, personas que inevitablemente se han marchado, personitas a punto de llegar, ¡todo es un ciclón! Una vorágine que os conduce a much@s a una situación nueva, mejor e infinitamente más emocionante, ¡enhorabuena! :)
Sin embargo, para mí y otr@s tant@s de l@s que me rodeáis, el 2015 ha sido todo lo contrario; 356 días de quietud y tranquilidad, incluso cierto estancamiento. No es fácil ver cómo todo tu entorno se mueve y tú permaneces estático, bien por imposibilidad o por incapacidad de mover ficha y salir de tu casilla…. Yo, personalmente, no recordaré el 2015 por grandes eventos, ni buenos ni (afortunadamente) malos, ni va a estar repleto de fechas remarcables en el calendario de mi vida. Pero lo cierto es que, tras las tempestades de 2013 y 2014, 2015 me ha traído una calma que, aunque me cueste admitirlo, me era absolutamente imprescindible para poner(me) en orden y recargar pilas de cara al futuro.
Y es que tras diversos vapuleos y vaivenes emocionales, yo ya no era yo... Necesitaba volver a saber quién soy y dónde estoy, reencontrarme conmigo misma, dilucidar qué quiero y qué no quiero, analizar mi situación, y actuar en consecuencia. He pasado una larga temporada amargada, renegada y peleada con la vida y la realidad, sin ser capaz de disfrutar de nada ni estar agradecida por nada. Ha sido, y sigue siendo, muy difícil salir de esa inercia de negatividad y rechazo, todavía los días bajo un nubarrón gris siguen siendo muy numerosos… Pero poco a poco voy ganando la batalla y progresando, estoy siendo capaz de mirar al mundo de frente otra vez y compartir las alegrías que me rodean, disfrutando del día a día. Aunque esté siendo complicado en muchas ocasiones, ahora vuelvo a ser capaz de tomar decisiones, por muy drásticas que sean. Toda esta lenta evolución interna proviene de esa calma a la que me he visto sometido aún en contra de mis deseos, pero ha sido para bien, así que no protestaré, jejeje.
El que haya sido un año tranquilo, en absoluto quiere decir que haya sido un año en balde… ¡Eso nunca! En Valladolid y Zamora, en Burgos, en Barcelona, en Asturias, en Palencia, en Sicilia, en Lisboa, en Madrid, en Sanabria... En todos los lugares he procurado durante estos 365 días atesorar momentos y situaciones irrepetibles, dignos de ser recordados. Como no, también he tenido momentos para olvidar, y he tenido que dejar marchar, aunque me haya resultado difícil, gente que me anclaba a mi pasado y me contaminaba… Pero en 2015 las ganancias superan a las pérdidas, y este año he recibido, con enorme alegría, savia nueva, personas extraordinarias que a día de hoy son muy importantes para mí, y espero que se queden en mi vida mucho tiempo.
Una vez que he soltado lastre, estoy reconstruyéndome a buena marcha en la senda correcta, y tengo las cosas claras (y el chocolate espeso :P), ha llegado la hora de salir de nuevo de la zona de confort establecida para seguir luchando por lo que quiero. No será fácil, no tengo nada garantizado, pero hay que intentarlo, quien no arriesga no gana... Esto era solo un alto en el camino para respirar hondo, tomar aliento y seguir hacia adelante. Me he propuesto que el 2016 sea el año de los objetivos cumplidos, de las metas alcanzadas, el año de no dejar cosas pendientes por hacer, el año de acabar lo empezado. Que sea un año del que no pueda decir “no hice lo suficiente”, que sea capaz de echar el resto y a ver qué sale... Por lo menos no podré decir que no lo haya intentado. A vosotr@s, l@s que estáis como yo, l@s que tenéis metas, proyectos, cosas a medias, asuntos pendientes, ideas, planes… Y sobre todo ganas, muchas ganas ¿quién se apunta? ;)
Gracias a tod@s, antiguos y nuevos por estos lares, presentes y ausentes, por formar parte de este 2015 que se nos marcha... Es un honor teneros a mi lado ¡Os deseo todo lo mejor para el año que viene! ¡Objetivo: 2016! ¡FELIZ AÑO NUEVO!

viernes, 7 de agosto de 2015

γνῶθι σεαυτόν / Gnóthi seautón o Gnosce te ipsum

Hoy, un amigo, en medio de una conversaciòn cuyo tema no viene al caso, me ha dicho "es que eres una persona muy compleja". Anda que... ¡còmo no lo voy a saber a estas alturas! Tras pasar más de treinta años viviendo conmigo misma (no me queda otra), creo que he logrado conocerme bastante bien. He de decir que sentarme a reflexionar sobre mis vicios y virtudes no ha sido fàcil, pero creo que la purga autoanalítica a la que me he sometido en innumerables ocasiones a lo largo de mi vida, con el tiempo me ha resultado útil. Conocerme me ha servido para tomar decisiones, y no sabìa yo que el gnóthi seautón (gnosce te ipsum o conócete a tì mismo para los amigos) de Sócrates, tendría a la larga esta utilidad

Sì, sé que tengo un caràcter muy fuerte. Soy extremadamente impulsiva, borde, àcida e incluso hiriente en ocasiones. Soy gritona, malhablada, tiquismiquis y muy irascible. Para colmo, soy muy exigente con lo y los que me rodean... Si no cumplen las expectativas, me enfado sobremanera y recrimino (no siempre de la mejor manera) que no se me ha dado lo que yo considero que me merezco. Supongo que con todo lo que estàis leyendo, los que no me conocéis, pensaréis "Es insoportable". Pues seguramente sì. Es màs, lo afirmo: lo soy y punto. Nadie es perfecto... Unos son feos, otros son torpes, otros son raros, yo soy insoportable. Hay gente que tiene la suerte de tener sus defectos más equilibrados o solapados, lo que le hace màs sufrible; yo no. Cada palo que aguante su vela.

Y aún peor me he vuelto a lo largo del último año y medio. Màs huraña, màs distante, màs maniàtica, màs retorcida. Y mucho más intransigente... Me han dado tantos palos en los últimos tiempos, que ya no paso ni una. Ni a mí misma, ni a nadie de los que me rodean. He sufrido tantos golpes durante los últimos meses, que he levantado a mi alrededor un muro laberíntico, infranqueable, pràcticamente nadie del exterior puede acceder, es un bastiòn casi inexpugnable. Y mejor que no se atrevan a intentarlo; me han hecho tanto daño, que creo que el recibimiento que les aguardarìa no les iba a agradar demasiado... Solo son bien acogidos los que ya estaban, los que ya me conocen y yo conozco, los de siempre.

Soy muy consciente de que el cóctel que se plantea es explosivo: persona insoportable encerrada en si misma. Sé que me conduce a una situación de futura soledad casi irrevocable. Quizà si hiciera esfuerzos por modificar algunas cosas o tratar de conocer gente e intentar derribar el muro, todo cambiarìa. Pero no los hago, me niego a hacerlos. A estas alturas de la vida veo inviable que mi contexto sea susceptible de mejorar y por ello, me cierro en banda. Me pilla todo ya demasiado tarde y muy cansada. Sé que serìa inútil y no me apetece pelear para nada ni por nada... En vez de eso, estoy asumiéndolo y planeando mi futuro (dentro de lo que el maldito se deja planear, que es poca cosa) en base a esa situación inusual que tiene toda la pinta que me aguarda. 

Eso sì, siempre con objetivos claros. Sigamos caminando.

martes, 4 de agosto de 2015

Re-vuelta al blog

Hace mucho (pero de verdad que mucho) tiempo que no me dejaba caer por estos lares cibernéticos. Nada màs y nada menos que cuatro años. Como en todo, hay quien dirá que eso no es nada, que parece que estoy hablando como si me remontara al Paleolìtico Superior, pero para mì este lapso de tiempo representa muchas cosas, ha sido una absoluta evoluciòn. Cosas que antes eran y ya no son, cosas que ahora son y antes no eran, idas y venidas, partidas y llegadas, finales y vueltas a empezar, puertas que se cierran y ventanas que se abren, cambios y màs cambios...

Durante estos años he tenido tiempo de reír y llorar, disfrutar y sufrir, amar y aborrecer, adelgazar, engordar y volver a adelgazar de nuevo, cambiar de pareja y volver a estar soltera, terminar un Màster, o cambiar de trabajo y ciudad de residencia en cuatro ocasiones. Incluso he aprendido otro idioma y he vivido en otro paìs. Por cambiar, he cambiado hasta de década; ahora estoy inmersa en la treintena. Me he independizado, tengo un trabajo estable (al menos para los tiempos que corren) y hay muchas màs obligaciones y menos momentos para el asueto. Gasto màs dinero en viajes y en decorar el lugar donde vivo que en ropa, porque lo que màs me gusta es desconectar y estar en casa, por ese orden. Apenas fumo y tomo muchos menos cubatas de madrugada en discotecas, ahora prefiero unos pinchos regados con cañas a la hora de cenar, o un buen café a media tarde en buena compañía... Lo nunca visto, vamos.

Mi cuerpo ha cambiado; mi pelo con algunas canas màs que evidentes està mucho màs largo y las resacas ya no se pasan en un dìa. Las arrugas y patas gallo comienzan a hacer acto de presencia, y tengo que controlar la línea, o paso de fofisana a bola de sebo en menos que canta un gallo. El cuerpo percibe que las ensaladas son mejores que las hamburguesas y hacer ejercicio de manera regular es mi objetivo número uno, para tratar de evitar que algunas partes de mi cuerpo caigan consecuencia de la gravedad como la manzana de Newton. El sofà ya no es para mì un lugar de aburrimiento, sino un santuario de descanso, y levantarse de él, cuesta esfuerzos sobrehumanos a dìas.

La gente que me rodea también ha cambiado... No solo en cantidad (menos) y en calidad (mejores), sus vidas tambièn lo han hecho. El objetivo de casi todos ahora es tener la vida perfecta: trabajo estable, casa, pareja e hijos; no mucho tiempo atràs era poder independizarse, salir de fiesta y procurar aburrirse lo menos posible. Hace cuatro años mi Facebook estaba lleno de gente saliendo de fiesta; hoy està lleno de bodas y mujeres embarazadas. En tan solo unos meses varias amigas y conocidas han pasado de presumir de tipazo, a exhibir orgullosas su tripazo. 

La verdad es que todo es diferente... Supongo que porque yo, sin darme cuenta, tambièn he cambiado con el tiempo. Y es asì, porque si de algo he tenido tiempo en estos cuatro años es de aprender. La vida se ha encargado de someterme a diferentes pruebas para enseñarme varias lecciones, dolorosas, pero muy valiosas. He aprendido que la vida no es justa ni fàcil, y no siempre alcanza las cosas quien màs se las merece; de hecho, he ido viendo como muchas veces los "malos" ganan y tienen un final feliz. He comprendido que las amistades no se pronuncian, se demuestran, y ni mucho menos son a prueba de bombas. He asumido que las cosas no dependen única y exclusivamente de mí, por eso no hay una respuesta o un por qué para todo. He entendido que poco o nada puedo hacer respecto a la parte que no me corresponde y es inútil enfadarse o rebelarse contra ello. Por eso, ahora por fin sé que soy independiente y no necesito a nadie para lograr muchos de los objetivos que quiero alcanzar para sentirme realizada en esta vida.

No es casualidad que haya recalado en el blog un 3 de agosto, no lo es en absoluto. Hace justo un año, tras unos meses nefastos en el àmbito personal, estaba emprendiendo el que se suponía, iba a ser el viaje de mi vida con una de las personas màs importantes hasta aquel momento. Todo parecìa idílico y perfecto... Hasta que no lo fue. Fiasco, decepciòn y otro golpe a la saca. La culpa, aùn a dìa de hoy no sé muy bien de quién fue y ya da igual, aunque tengo claro que ninguno somos inocentes. Ese viaje, para mì marcó el final de una etapa, una era cuya puerta se ha ido cerrando muy lenta y costosamente hasta ahora. De hecho, estoy a punto de echarle la llave (y tirarla por la alcantarilla màs cercana) al final de este verano. Después, no sé qué me depararàn los nuevos tiempos... Solo sé que hay algunos planes (viaje a Sicilia a la vista), un nuevo horizonte profesional y muchas cosas aún por hacer y nuevos objetivos por cumplir. No tiene pinta de que vaya a ser fàcil, pero voy con ganas, y espero que me acompañéis en el camino desde este nuevo, pero ya viejo conocido lugar, hoy rebautizado ;)

Un abrazo.



domingo, 11 de septiembre de 2011

Y tú, ¿dónde estabas el 11S?


Es curioso, 10 años después mi vida sigue parecida. En 2001 tenía 17 años y pensaba asustada qué sería de mi porque comenzaba la Universidad en unos pocos días. Hoy, con 27, sigo pensado que será de mi, asustada porque no encuentro un empleo. 
Recuerdo que aquel día estaba en casa con mi madre y una amiga suya telefoneó: "Poned la tele, ¡ha chocado  un avión contra las Torres Gemelas!" Fue encender el televisor en el primer canal que pillamos, y estrellarse el segundo avión... Lo que más me impactó fue el desconcierto absoluto de Matías Prats. Tras un primer minuto de completo silencio y estupefacción total, llamamos por teléfono a mi abuela (que hoy ya no está entre nosotros) para que pusiera la televisión, pero ella ya estaba enterada. Sus palabras fueron muy elocuentes: "¡Madre mía, parece una película!". Sin duda creo que ese fue el sentimiento generalizado de los primeros momentos: incredulidad y surrealismo. 
El resto de la tarde la pasamos pegadas a la televisión y al teléfono; el tema de conversación era obvio: "¿Lo has visto? ¡Qué horror!" Nadie daba crédito a lo que había sucedido. Parecía increíble que alguien pudiera haber hecho semejante atrocidad.
Mi madre es profesora de Historia y estuvimos elucubrando sobre quién de todos los enemigos de la nación más poderosa del mundo habría podido haberles pillado en un renuncio de alerta. La Guerra del Golfo y el integrismo islámico salieron en nuestras divagaciones, y lo peor es que íbamos acertando. Quieras no, era inevitable que diera miedo... Sabíamos que éramos amigos íntimos de Estados Unidos por aquellas fechas.  Y vaya si nos tocó, el 11 de marzo de 3 años después.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Acerca de los becarios, educadores y otras mentiras en el museo

            Hace cuatro años que finalicé mis Licenciatura en Historia del Arte en la Universidad de Valladolid. Desde que terminé, no he cesado de realizar diversas actividades para completar mi formación: cursos y certificados sobre educación, arte y museos, idiomas (inglés e italiano), e incluso dos Máster, el segundo de los cuáles, de carácter Oficial e impartido por la Universidad Complutense de Madrid ha resultado ser una absoluta broma de mal gusto, para la cual me he endeudado con el Estado y el Señor Botín los próximos diez años.
Supongo que todo este esfuerzo realizado, es en parte la causa de que haya la oportunidad de “disfrutar” de varias becas en prácticas y algún que otro trabajo (no demasiados, lo de cotizar a la Seguridad Social parece que no está bien visto) en diversas instituciones relacionadas con los museos y la educación. He pasado por el Museo Patio Herreriano de Valladolid, la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León, el Ayuntamiento de Valladolid, alguna que otra empresa de servicios culturales, y el Museo Lázaro Galdiano de Madrid, donde actualmente me encuentro finiquitando la que es, por ahora, mi última beca.
Desde que abandoné la Universidad tenía constancia de que el mundo de los museos era muy complicado. Cerrado, obsoleto, competitivo y donde el conocer a alguien que esté dentro de la institución es tu mejor carta de presentación. Sin embargo, ilusa de mí, pensaba que, quizás, con una formación completa y un buen número de prácticas llevadas a buen término en diversas instituciones de renombre, algún día podría aspirar a eso que llaman un empleo digno y que yo todavía no sé lo que es.
Desde que empecé en este mundo, mi situación no se puede decir que haya empeorado, pero tampoco que haya mejorado. El primer lugar en el que estuve, el Departamento de Educación del Museo Patio Herreriano (primero como becaria, y luego con un breve contrato), ha sido el único sitio donde se me ha permitido ascender un poco. Pasé de preparar el material para los talleres educativos a colaborar en la realización de los mismos, y vi como mis labores en el departamento se incrementaron. Eso sí, fue por tiempo limitado: 9 meses. No dio para más. En los otros lugares en los que he estado, el tiempo de estancia ha sido tan breve (entre 3 y 6 meses), que no ha dado tiempo a hacer prácticamente nada. Y no es que quieran que te marches porque les caigas mal o desarrolles mal tu trabajo, es porque simplemente los puestos de trabajo (de carácter inamovible en la mayoría de los casos) están cubiertos, o no hay dinero para más.
Actualmente tengo una beca en el Museo Lázaro Galdiano de Madrid. Las funciones que desempeño en mi día a día, cuatro años después de comenzar mi andadura museística, no distan mucho de las que realizaba en el Patio Herreriano. Preparación y realización de talleres educativos con el público escolar (llevo a cabo uno al día), recogida de llamadas, reserva de visitas de grupo en el Museo, y diversas labores administrativas y de difusión son mis labores diarias. Ya por interés propio, por placer del tema escogido, moda en el arte, decidí desarrollar una visita guiada temática que tendría lugar los sábados… Quieras que no, así también podría disfrutar de algún día de vacaciones, algo que no estaba contemplado en las condiciones de la beca, de  9 meses de duración.
Habrá quien diga que es lo que me toca por ser becaria, sino que me deje de tonterías y me dedique a buscar un trabajo de lo mío, que buscando seguro que algo encuentro. En estos cuatro años y medio sólo he conseguido trabajar cotizando en dos ocasiones. La primera vez fue en el propio Museo Patio Herreriano, con un contrato de inserción laboral de la Junta de Castilla y León. La segunda fue en una empresa de servicios subcontratada por la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Valladolid, siendo nuestro lugar de trabajo las salas de exposiciones municipales. Allí, por realizar labores de asistente de sala y educadora de museos, me pagaban una cantidad inferior a 5€ a la hora. Mi sueldo era inferior a 600€ al mes. Ni que decir que con esa cantidad no se puede vivir, ni digna ni indignamente.
En estos momentos, los únicos trabajos a los que puedo optar son esos que he mencionado antes. Trabajos en los que empleas el día entero sin trabajar la jornada completa gracias al turno partido (fines de semana incluidos, por supuesto), y en los que te pagan cantidades vergonzosas. Eso sin contar el gran intrusismo que hay en este sector; pues parece ser que un Monitor de Tiempo Libre está capacitado para realizar las mismas funciones que tú, a pesar de que no cuenta con formación artística ni pedagógica. 
El entrar a formar parte de la plantilla de un museo es algo prácticamente imposible si no cuentas en tu haber con contactos con renombre y poder en una institución. Si lo consigues sin eso, eres un héroe. Y los becarios no suelen mezclarse con la estratosfera directiva de los museos. De primeras, el área de educación puede parecer una de las menos complicadas para meter la cabeza, pero no es así. En la mayoría de los museos, los departamentos de educación están copados de becarios, que van cambiando cada año y realizan las funciones que deberían llevar a cabo personas con contrato laboral. Eso, cuando el área entera no está subcontratada a una empresa de servicios como las que he mencionado anteriormente. Esto no solo perjudica a los hipotéticos trabajadores, sino a las propias instituciones, puesto que los programas educativos pierdan calidad y continuidad.
Mi beca finaliza en unos días, y la verdad es que no sé qué camino debo tomar a continuación. Para continuar con mi trayectoria, debería seguir la misma línea iniciada. Podría intentar pedir otra beca relacionada con museos, pero es una auténtica odisea; como ejemplo pondré las del Ministerio de Cultura, que este año han tenido más de 5.500 solicitudes para 123 plazas. Lo mismo sucede con las becas al extranjero. Una de las opciones que más me atraía, que era intentar aprobar las oposiciones de Conservador o Ayudante de Museos también ha quedado descartada. En los años 2009 y 2010 no se han ofertado plazas, y parece que el panorama va a seguir igual por una larga temporada. Otra de las opciones que he barajado es hacer la Tesis Doctoral, pero es algo que tampoco es fácil llevar a buen término sin ayuda de una beca. Es algo que lleva mucho tiempo, dinero y esfuerzo para no abrirte ninguna puerta, conozco varios casos de personas en esta situación…
De momento, lo único que tengo seguro en mi futuro es que el 20 de Junio hago las maletas y me vuelvo a mi casa en Valladolid, tal y como me vine a Madrid hace dos años. La única realidad tangible es que en septiembre he de presentar mi proyecto para finalizar el Máster, después de esto, mi futuro está en blanco. Como continúen así las cosas, supongo que al final me terminaré cansando, e intentaré hacer unas oposiciones de lo que sea o trabajar de cualquier otra cosa, pero que me permita optar a un sueldo digno. Eso, si no cojo mis bártulos y emprendo el sueño europeo o americano.