lunes, 5 de septiembre de 2011

Acerca de los becarios, educadores y otras mentiras en el museo

            Hace cuatro años que finalicé mis Licenciatura en Historia del Arte en la Universidad de Valladolid. Desde que terminé, no he cesado de realizar diversas actividades para completar mi formación: cursos y certificados sobre educación, arte y museos, idiomas (inglés e italiano), e incluso dos Máster, el segundo de los cuáles, de carácter Oficial e impartido por la Universidad Complutense de Madrid ha resultado ser una absoluta broma de mal gusto, para la cual me he endeudado con el Estado y el Señor Botín los próximos diez años.
Supongo que todo este esfuerzo realizado, es en parte la causa de que haya la oportunidad de “disfrutar” de varias becas en prácticas y algún que otro trabajo (no demasiados, lo de cotizar a la Seguridad Social parece que no está bien visto) en diversas instituciones relacionadas con los museos y la educación. He pasado por el Museo Patio Herreriano de Valladolid, la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León, el Ayuntamiento de Valladolid, alguna que otra empresa de servicios culturales, y el Museo Lázaro Galdiano de Madrid, donde actualmente me encuentro finiquitando la que es, por ahora, mi última beca.
Desde que abandoné la Universidad tenía constancia de que el mundo de los museos era muy complicado. Cerrado, obsoleto, competitivo y donde el conocer a alguien que esté dentro de la institución es tu mejor carta de presentación. Sin embargo, ilusa de mí, pensaba que, quizás, con una formación completa y un buen número de prácticas llevadas a buen término en diversas instituciones de renombre, algún día podría aspirar a eso que llaman un empleo digno y que yo todavía no sé lo que es.
Desde que empecé en este mundo, mi situación no se puede decir que haya empeorado, pero tampoco que haya mejorado. El primer lugar en el que estuve, el Departamento de Educación del Museo Patio Herreriano (primero como becaria, y luego con un breve contrato), ha sido el único sitio donde se me ha permitido ascender un poco. Pasé de preparar el material para los talleres educativos a colaborar en la realización de los mismos, y vi como mis labores en el departamento se incrementaron. Eso sí, fue por tiempo limitado: 9 meses. No dio para más. En los otros lugares en los que he estado, el tiempo de estancia ha sido tan breve (entre 3 y 6 meses), que no ha dado tiempo a hacer prácticamente nada. Y no es que quieran que te marches porque les caigas mal o desarrolles mal tu trabajo, es porque simplemente los puestos de trabajo (de carácter inamovible en la mayoría de los casos) están cubiertos, o no hay dinero para más.
Actualmente tengo una beca en el Museo Lázaro Galdiano de Madrid. Las funciones que desempeño en mi día a día, cuatro años después de comenzar mi andadura museística, no distan mucho de las que realizaba en el Patio Herreriano. Preparación y realización de talleres educativos con el público escolar (llevo a cabo uno al día), recogida de llamadas, reserva de visitas de grupo en el Museo, y diversas labores administrativas y de difusión son mis labores diarias. Ya por interés propio, por placer del tema escogido, moda en el arte, decidí desarrollar una visita guiada temática que tendría lugar los sábados… Quieras que no, así también podría disfrutar de algún día de vacaciones, algo que no estaba contemplado en las condiciones de la beca, de  9 meses de duración.
Habrá quien diga que es lo que me toca por ser becaria, sino que me deje de tonterías y me dedique a buscar un trabajo de lo mío, que buscando seguro que algo encuentro. En estos cuatro años y medio sólo he conseguido trabajar cotizando en dos ocasiones. La primera vez fue en el propio Museo Patio Herreriano, con un contrato de inserción laboral de la Junta de Castilla y León. La segunda fue en una empresa de servicios subcontratada por la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Valladolid, siendo nuestro lugar de trabajo las salas de exposiciones municipales. Allí, por realizar labores de asistente de sala y educadora de museos, me pagaban una cantidad inferior a 5€ a la hora. Mi sueldo era inferior a 600€ al mes. Ni que decir que con esa cantidad no se puede vivir, ni digna ni indignamente.
En estos momentos, los únicos trabajos a los que puedo optar son esos que he mencionado antes. Trabajos en los que empleas el día entero sin trabajar la jornada completa gracias al turno partido (fines de semana incluidos, por supuesto), y en los que te pagan cantidades vergonzosas. Eso sin contar el gran intrusismo que hay en este sector; pues parece ser que un Monitor de Tiempo Libre está capacitado para realizar las mismas funciones que tú, a pesar de que no cuenta con formación artística ni pedagógica. 
El entrar a formar parte de la plantilla de un museo es algo prácticamente imposible si no cuentas en tu haber con contactos con renombre y poder en una institución. Si lo consigues sin eso, eres un héroe. Y los becarios no suelen mezclarse con la estratosfera directiva de los museos. De primeras, el área de educación puede parecer una de las menos complicadas para meter la cabeza, pero no es así. En la mayoría de los museos, los departamentos de educación están copados de becarios, que van cambiando cada año y realizan las funciones que deberían llevar a cabo personas con contrato laboral. Eso, cuando el área entera no está subcontratada a una empresa de servicios como las que he mencionado anteriormente. Esto no solo perjudica a los hipotéticos trabajadores, sino a las propias instituciones, puesto que los programas educativos pierdan calidad y continuidad.
Mi beca finaliza en unos días, y la verdad es que no sé qué camino debo tomar a continuación. Para continuar con mi trayectoria, debería seguir la misma línea iniciada. Podría intentar pedir otra beca relacionada con museos, pero es una auténtica odisea; como ejemplo pondré las del Ministerio de Cultura, que este año han tenido más de 5.500 solicitudes para 123 plazas. Lo mismo sucede con las becas al extranjero. Una de las opciones que más me atraía, que era intentar aprobar las oposiciones de Conservador o Ayudante de Museos también ha quedado descartada. En los años 2009 y 2010 no se han ofertado plazas, y parece que el panorama va a seguir igual por una larga temporada. Otra de las opciones que he barajado es hacer la Tesis Doctoral, pero es algo que tampoco es fácil llevar a buen término sin ayuda de una beca. Es algo que lleva mucho tiempo, dinero y esfuerzo para no abrirte ninguna puerta, conozco varios casos de personas en esta situación…
De momento, lo único que tengo seguro en mi futuro es que el 20 de Junio hago las maletas y me vuelvo a mi casa en Valladolid, tal y como me vine a Madrid hace dos años. La única realidad tangible es que en septiembre he de presentar mi proyecto para finalizar el Máster, después de esto, mi futuro está en blanco. Como continúen así las cosas, supongo que al final me terminaré cansando, e intentaré hacer unas oposiciones de lo que sea o trabajar de cualquier otra cosa, pero que me permita optar a un sueldo digno. Eso, si no cojo mis bártulos y emprendo el sueño europeo o americano. 

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