
- Te conozco demasiado bien -me dijo Sofía- Sé que no serás capaz de hacerlo.
- ¿Qué no seré capaz? ¿Y por qué no? -contesté enojada- Soy tan capaz como cualquiera.
- Ruth, no vas a poder- aseguró Juan- Sofía tiene razón, no te vas a atrever, seguro que llegas allí y te quedas mirando hacia abajo dudando durante horas si saltar o no… Para finalmente no hacerlo.
Mientras manteníamos esta peculiar conversación nos hallábamos en Asturias junto al resto de la pandilla. Era una calurosa noche de sábado del mes de julio, y estábamos allí pasando un fin de semana aventurero y de acción. El sábado había transcurrido entre rutas de senderismo y paredes de escalada, y mañana domingo aún nos quedaba el plato fuerte de la escapada: puenting.
Durante toda la cena y la sobremesa, la conversación había girado en torno al “gran salto” y sobre quiénes serían capaces de realizar la “proeza del verano” y quiénes no. Al parecer, según creían mis amigos, yo no podría hacerlo. No eran sólo Sofía y Juan los que lo pensaban, también Mario, Ana, Miguel, Nerea y Andrés eran de la misma opinión… Me resultaba irritante que me consideraran una persona tan indecisa y cobarde. ¿Era malo pensar las cosas detenidamente antes de hacerlas? ¿Acaso no era mejor prevenir que curar?.
A la mañana siguiente, mientras nos encaminábamos hacia el lugar del salto, yo no cesaba de preguntarme si realmente sería capaz de hacerlo. Mientras me colocaban el arnés, no podía evitar pensar que quizá mis amigos tuvieran razón. Siempre que tenía que tomar una decisión, lo meditaba todo una y otra vez, dando mil vueltas, para finalmente echarme atrás. Pero esta vez no iba a ser así…
- ¡Ya estás lista! -me dijo el monitor- Colócate en posición y cuando te sientas preparada, salta.
- Bueno, podemos esperar sentados- dijo Mario con sorna –Igual dentro de cuatro horas se ha decidido… A quitarse el arnés y bajar de ahí.
Mientras me colocaba en posición, giré un momento la cabeza para dirigir una sonrisa desafiante a mis amigos. ¿Yo indecisa? ¡Ja! Les demostraría que no, con esto y con muchas cosas más.
Eso fue lo último en que pensé antes de mirar al vacío, respirar profundamente… Y saltar.
Hacía mucho que no escribía para el Cuentacuentos, pero esta frase me ha inspirado, así que aquí va una historia nueva. Hacer puenting es algo que anhelo desde hace mucho tiempo, mi duda es, si llegara el momento... ¿Sería capaz de saltar? Si algún día vivo la experiencia, os la contaré.
Saludos a todos.
6 comentarios:
Jejejeje, yo estoy casi segura de que no sería capaz! Lo admito.
Bonita historia, y felicidades por tu nueva casita!
Salu2
UHhhh, ambientado en Asturias, jo QUE BONITO tía xDDDDDDDDDDD. La historia tb muy original... pero yo no sería capaz de tirarme!!!!!.
Besinesssss.
Zánatos
Y al final corrió el riesgo, para hacer algo así hay que ser muy valiente definitivamente, jejeje, pero me gusta la moraleja de la historia, aunque todos digan que no puedes, igual lo haces, no se dejó influenciar y se hizo casi a si misma.
Saludos!
Yo, para saltos, me quedo con Tequila. Tengo muy claro que no me tiraría por saber qué se siente; me molesta la sensación intensa de vértigo.
El cuento está bien, pero dime una cosa: ¿de verdad no sabes si te tirarías?
Gracias por tu visita en mi sitio.
Saludos.
Así que no piensas darme las gracias, eh? Vale, vale, arrieritos somos... :P :P :P :P :P :P
Un besote
PD: Eres mala, malosa XDDDDDDD
Heeyyyyyyyyy Holaa!! Y es que ultimamente soy un cúmulo de intenciones pero que luego el día a día dispone lo que quiere. Pero ante todo te agradezco me escribieras porque entre el cambio de blog y recuperar el ritmo de antaño fijo que se me quedan lugares y momentos por el camino que espero ir recuperando. Rebienvenida!!! Y de naufrágio nada que has reaparecido con un relato genial, home ambientado en la tierrina que mejor lugar :) Prubitines si dudaron de que no ibas a lanzarte; muy bien narrado ese instante, su tensión, la incredulidad de quienes vieron perplejos tu vuelo, y la descripción de un momento que con tu relato nos haces partícipes de la emoción que lo envuelve. Puxaa Ondina y felicidades por tu nueva casina! Aunque echo de menos aquel mar en donde te conocí :)
Un abrazo!
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